Inspirado en la noción de catástrofe, este proyecto se centra en conceptos que abordan la ruina, restos y escombros como símbolos de un paisaje devastado y frágil, resultado de los cambios y conflictos que definen nuestra época.

Ofrece una mirada crítica y estética a partir de la dualidad que se establece entre la creación y la destrucción, tomando elementos y objetos arquitectónicos encontrados para crear “otros” objetos en un proceso multidisciplinar que deambula entre la pintura, la escultura y la instalación.

Existe una estrecha relación entre la memoria y los escombros. Este proyecto recontextualiza fragmentos y escombros, otorgándoles una nueva dimensión mediante la aplicación de una pátina negra que hace alusión a la ausencia, la oscuridad, el vacío y lo que permanece oculto.

En el proceso de creación de las obras se produce una pérdida del referente a través de los distintos procesos que recontextualizan estos escombros encontrados hasta terminar en un espacio pictórico.

El resultado de las pinturas, de naturaleza figurativa, muestra extrañas estructuras totémicas; realidades fragmentadas que evocan la “inquietante extrañeza” —siguiendo la idea freudiana de lo siniestro— de lo cotidiano.