Introducción al proyecto A lo largo de la historia los cuerpos femeninos han sido utilizados como trofeo de guerras perpetuadas por hombres que poco conocían sobre esos cuerpos.

La historia de la humanidad, se inscribe en la opresión del cuerpo de las mujeres, en las diferentes formas de silenciarlos, poseerlos y acallarlos.

Hombres, al acecho de cuerpos de mujeres, el basón más profundo de toda conquista.

Tanto la historia, construida al servicio de las narrativas oficiales, como las instituciones eclesiásticas y el poder político, fueron transmitiéndonos a lo largo de los tiempos que la violencia y la imposición eran un método legítimo para apropiarse de tierras, identidades, culturas y hasta de cuerpos.

En este sentido, la erra como las mujeres, fueron y siguen siendo territorio de disputa. Los mismos hombres que saquean la erra, que vacían los recursos naturales en función de sus propios beneficios, que ahuyentan la vida en bosques y mares, que reproducen las catástrofes naturales más profundas, son aquellos que utilizan los cuerpos de las mujeres como material de descarte, quitándoles sus derechos, arrancándoles sus libertades, extirpándoles la posibilidad del deseo.

Es el miedo el que impera en los cuerpos, ahogados por definiciones otorgadas por otros. Sumidos en la más profunda ausencia de sí mismos, construidos por represiones ajenas, condenados a asumir la violencia de la conquista.

Sin embargo, estos cuerpos resisten.

No están solos, abrieron los ojos. Sembraron bajo sus pies las raíces que los unen a la tierra.

Decididos a no seguir callando, listos, para mostrarse al mundo bajo sus propias leyes.